Page 11 - Nemachtia Noviembre
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Incluso Jones lo sabía: “Lo que vimos fue al líder y amigo
alegre, benévolo, inspirador... Con su naturaleza abierta como
de un niño, sus dificultades internas y sus fantasías
desorbitadas, [Ferenczi] le gustaba mucho a Freud. Él
[Ferenczi] era de muchas maneras un hombre que seguía su
propio corazón” (p.359).
Por lo tanto, no es de sorprender que el distanciamiento entre
Ferenczi y Freud —aun no siendo nunca un quiebre completo
— haya sido tan traumático para el mundo psicoanalítico
(Balint, 1968),comparable a la pérdida de un padre. En este
caso, como en muchas familias, la historia se cuenta como si
uno de los padres nunca hubiese existido. Anna Freud se
resistió a publicar la
correspondencia, de modo que recién ahora disponemos del
cuerpo más grande de escritos informales y personales de
Freud. Por el lado de Ferenczi, éste se convirtió en el secreto
psicoanalítico de familia. Incluso en la actualidad, incluso con
la fundación del Ferenczi Center en la New School University
en 2008, muchos analistas cuyo trabajo claramente se
asemeja al trabajo de él, parecen avergonzados de mencionar
su afinidad o deuda con él. Me parece que ha pasado
suficiente tiempo como para que los psicoanalistas y todos los
psicoterapeutas humanistas reconozcamos nuestra deuda con
él, sin una excesiva idealización, para ver lo que aún podemos
aprender de él y para sacar fuerzas a partir de su coraje.

Bibliografía:
DONNA M. ORANGE. El desconocido que sufre. Pags.68-70
WIKIPEDIA. GOOGLE. VIDA Y OBRA SANDOR FERENZI.
Elaboro. Eder A. Álvarez Jiménez











































NÚMERO 4 / NOVIEMBRE 2018 11
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